domingo, 18 de julio de 2010

Tú. Un día poco común y tan común contigo.

Salimos, fue muy bueno el verte y platicar de tu clausura con cierre de año. Queriendo y sintiendo alegría cada vez más a los de 1o de primaria. Eché Gasolina y partimos a rumbo conocido como si fuera un recuerdo que vivimos aquel día.

Tomamos un té y platicamos como antañamente se hacía en el Cerro del Fortín. Entre charlas de todo un poco y poco de todo realmente, mirándonos el uno al otro, sonriendo con menos nerviosismo que la primera vez. Estabas más cómoda y segura, como protegida por mi y yo a tus pies. El sentra no había tenido más memorable y amorosa compañía desde aquel sentra blanco que cambié por el café!. Eran como a eso de las 7:25 y la tarde se degradaba de un blanco a un gris profundo, el aire fresco, trayendo el sonido de la lluvia que se avecinaba. Un grupo de amigos borrachos, sin pena y desánimo brindaban gusto y entre ellos también. Tomabas tu té, me convidabas como si intentáramos un ritual para tomar el beso de quien fuera. Ya con ganas te decía, prueba ahora mi moras moras, pensaba que tú pensabas en que querías y quería darte y darme tú el primer beso. Más tarde nos confesamos estos pensamientos juveniles. Ya te había besado. Perdí la cuenta de los besos. Más cómodos que nunca platicamos nuevamente 3 cosas y otra más y comimos gente. Llevabas un vestido pegado a tu cuerpo virgen y ese entalle al pecho que sostenía tan delicadamente tus encantos, como si quisieran salir y ser libres. Tus piernas morenas reflejaban en mi rostro su brillo y firmeza. Te sonrojaste cuando te confesé y te diste cuenta de que te observaba detenidamente, como el más bello y complejo algoritmo humano. Reíste y me platicaste algo para que bajara de las estrellas, caía la noche y fuimos al cine, querías desestresarte y yo que estuvieras a gusto. Me reservo los comentarios de la película, solo diré que te pregunté ¿Quieres un abrazo o un beso? Y tú respondiste, - mejor los dos.

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