martes, 28 de septiembre de 2010

Volver a las Fuentes I

Entre más caminamos, más volvemos. 
Entre más volvemos, más preparados estamos para el camino. (Plop!)

Hace poco, el escrito de mi compañero de armas (mira debajo) me hizo pensar en cómo nos interesa siempre volver a las fuentes. Querríamos que los ideales que nos hicieron tomar ésta o aquella decisión nos pudieran encontrar satisfechos al final del camino. Nunca traicionar esos ideales es más utópico que cualquiera de ellos. Y no es que sea imposible permanecer firme ante las múltiples tentaciones externas, sino más bien las tentaciones internas nos hacen vacilar a cada dos pasos. 

Muchas veces nuestros pensamientos e inseguridades nos pasan la factura. Antes de darnos cuenta, estamos en la lona, mirando pajaritos. No sabemos porqué, pero es seguro que algo debió ponernos el pie para haber caído tan dramáticamente. Sí. Fuimos nosotros. Ese otro tú que ves al espejo todos los días y te hace pensar que no siempre las cosas funcionan, que no tienes el control de todo, que las variables te harán añicos porque todo el tiempo es igual, que tus planes no tienen fundamento, que tus capacidades no dan para tanto, que te pasas de optimista y que no hay que ser tan ilusos... 

Tu otro tú, al que se le olvidaron las fuentes es tu peor enemigo. Lo primero que ves al empezar y lo último que piensas al ir a dormir. Pero hay que estar juntos, vencernos. La batalla más grande se libra dentro del corazón del hombre. No es sólo una frase. Cuesta.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Amén

Casi no puedo ver, mis ojos se cierran, están inchados, como queriendo salir para no ver más la realidad de lo que algún día temí. Es raro, el abismo nunca olvidado de un pasado y un estado de inconsciencia que mi presente vive. Los ojos de muchos están sobre mi y yo sobre alguien que jamás había conocido, alguien que soy porque así dejé que los años forjaran, curtieran, añoraran. Hoy se acerca Concha (un conocido compañero) y se asoma por la pequeña ventana que existe para que tomen las impresiones, esa ventanilla da al pasillo de las escaleras y a mi, me dice, ¡Qué onda abuelo, qué haces, tu puro trabajas! Y le digo, qué onda concho (así le digo) qué haciendo. Me responde: Pues aquí saludándote porque yo veo que nadie te viene a saludar. Reí y lo pensé. Curioso, pero cierto. Digo, más siendo una Universidad como que diminuta, donde me sé de memoria las caras de los escasos 700 alumnos en total. No viene al caso pero es raro.


Decía yo. Mi mente como que entró en un estado algo así como de deuda y duda. Confusión. Pedí el día de mañana, iré al doctor y asunto arreglado para la gripa. Pero tengo miedo de mañana, de pasado mañana, de mañana pasado mañana, de pasado mañana mañana pasado mañana. Sé que no estoy siendo optimista ni que mi conducta positiva está en su máxima intensidad. Y es que muchos piensan que soy como que sin puntos débiles, que no tengo motivo para variar mi forma de ser, que casi casi soy el tipo de el ejemplo. Y que soy más que lo que soy. Anoche con gripa con dolor de cabeza, a las 5 de la mañana, con todo lo peor que te puedas imaginar. La soledad del nuevo amanecer oscuro en la línea de la luz que da una tangente al mundo intersectándose en el infinito, con ese frío peculiar de muy temprano que se puede tornar riquísimo en un partir de viaje muy temprano o ir a tu primera vez al gimnasio o llegar a tu primaria antes que todos porque te empezaba a gustar eso de ser el primero y más puntual, a tal vez el llegar y hacer llegar al sitio de taxis foráneos a las 6:10 de la mañana a la persona que más amabas, ¡qué se yo!. O bien puede estar más frío en tu nariz que hasta te arde, te quema de frío, entra y te rebana el cerebro con el filo de su frialdad. Esa ausencia y ese vacío del cantar de un gallo que quiere ser pollo y empezar de nuevo porque está arrepentido de cantar toda su vida. Pero con todo y eso pensé en los que me rodean, en mis hermanos, mis amigos, tú, mis padres, mis abuelos, mis tíos, todos aquellos que me rodean y aman de verdad. Con las llagas de mi apellido, la historia de mi raíz, el dolor de hambre de mis ascendentes, la furia y fuerza que guardaron en mi herencia, en mis venas, en el alma. Y desperté, me levanté con más coraje del que pude imaginar, tomé el último sorbo de un litro de leche que se desvaneció por la noche, llene de energía mi cerebro, mis pupilas se comprimieron, mi cerebro oxigenó y pude estar de pie, en alto, en lo alto de gloria.


No importa lo que pasó en el examen, siempre supe lo que iba a pasar en el momento que dudé de mi.


En los momentos más difíciles me suele pasar esto, lo hago, se da, se provoca. Es difícil pender de un hilo y más cuando has probado el abismo. Tengo que regresar y hacer lo que me corresponde, lo que mejor sé hacer, lo que me gusta para vivir, lo que no he valorado y lo que no me he valorado, Dios proveerá, Es verdad, Amén.



lunes, 13 de septiembre de 2010

Regreso

Luego de llegar al -100% de mi batería, al -200% de mis nervios y el -300% de mi estrés siempre tan conocido por mi, estoy aquí. Lo bueno es que mi capacidad y fuerza apenas y toca la mitad de lo que soy. No me abro como la puerta, no me corto como la leche, y no me cierro como una puerta (sabio proverbio familiar). Pero sobre todo no creas que te pienso, al contrario, te he extrañado más. Estas letras que aprenden a ser libres por la mano libre del humilde libre que te escribe aquí seguirán. Te veo y te grabo en la historia de mi memoria fotográfica, te revelo cuando esa parte de mi no puede más, como una fotografía en mi cabecera, en mi mente. Gracias por estar ahí.

Estas semanas han sido de mucho trabajo, la chamba se pone buena y esto de ser el futuro Especialista de Infraestructura se me viene encima. Es pesado lo confieso, sé que nada es fácil pero estos retos que me da el trabajo retan a lo más feroz de mi ser, mi quietud. Llevo ya un mes y medio y el trabajo y las clases me enseñan a ver las perspectivas de cada lado. La gente con la que laboro está contenta, espero que se mantengan así, estoy dando todo lo que tengo por ahora. Sé que puedo dar más cuando sea necesario. Tengo cierto temor últimamente. En diciembre se decide si me quedo, en diciembre se decide si terminaré la carrera. Creo que a esto es a lo que más temo, no sé porqué, no sé cuándo comenzó.

Obviamente no me ha dado tiempo para plasmarme libremente aquí, lo quiero, lo necesito. Me gusta. El tiempo me parte el tiempo que tengo para con los míos, me quiere sofocar, a veces así lo siento, lo pienso. Con todo y eso espero un día 15 y 16 de poca. Así será.

Espero planear mejor mis actividades, quiero ganarle al tiempo el tiempo que se ha llevado de mi. Se puede. Creo que cuando termine estás tres materias que me tienen loco estaré mucho más estable, y aún dándome el tiempo completo en la Universidad. Dios proveerá dice mi hermano que decía su padre, que supongo que decía hasta el último de sus ascendentes, el primero.